La piel humana se regenera de forma regular en ciclos de cinco a seis semanas, por regla general (aunque esto cambia con la edad). Las nuevas células se forman en las capas más profundas de la epidermis y llegan hasta la superficie de la piel. A pesar de que se suelen desprender por sí mismas, a veces tardan demasiado tiempo, lo que obstruye los poros y da un aspecto cansado y apagado. Es en este momento cuando el exfoliante entra en juego. Las sustancias ásperas como el azúcar iluminan y limpian perfectamente la piel.