También para crearlos, nuestras mascarillas frescas están repletas de ingredientes 100% naturales ¡y libres de conservantes! Además, intentamos proteger la naturaleza apoyando causas medioambientales a través de iniciativas. Y por supuesto, también el embalaje que utilizamos es sostenible.
Al principio lo intentamos con palomitas de maíz, que se podían transportan fácilmente en forma de grano, ahorrando espacio y emisiones de carbono en el transporte; también se podían compostar, justo después de su uso; y además, abrir un paquete recordaba a una visita al cine.
Después nos dimos cuenta de que podíamos ir más allá, un 23% más allá, de hecho.
La producción de Ecoflo, hecho a base de fécula de patata, requiere un 23% menos de energía que las palomitas, además es mucho más eficiente. Una tonelada de fécula produce 7,5 veces más material para empaquetar que una tonelada de granos de maíz. Mucho de este almidón se recicla tras lavar los trozos de patata que después se utilizan para fabricar las patatas fritas de bolsa que encuentras en cualquier tienda.
Para hacer el Ecoflo, el almidón de patata se mezcla con pequeñas cantidades de agua y se extruye con calor y altas presiones. Bajo estas condiciones, el almidón se transforma en una larga cadena de polímeros, convirtiéndose en un material termoplástico con propiedades similares al poliestireno. Cuando utilizábamos palomitas, calentábamos los motores para que el grano explotase. En el caso del Ecoflo el calor se genera por fricción y se transfiere directamente al almidón, ahorrando una gran cantidad de energía, en comparación con el otro método.